viernes, 30 de enero de 2009

El inicio de una pasión

No, no estaba buscando una Vespa, es verdad, he de reconocerlo. Buscaba 'cualquier' cosa, y cuando digo 'cualquier' me refiero a 'cualquier'. Me daba igual el estado, me daba igual el color, y mucho más igual, si cabe, me daba la forma. Lo único que quería era algo sobre lo que poder trabajar y disfrutar, verla evolucionar y finalmente, poder utilizarla a diario.

Hace ya muchos años que me gusta esto de las motos. Todavía tengo guardadas revistas en el armario que hace de trastero revistas de LA MOTO de 1995, donde aparecían en la portada dos flamantes Kawasaki, una ZZR600 y su hermana mayor, la todopoderosa ZZR1100 en ese color negro y rojo que tanto me enamoró.

Tardé bastante en poder tener mi primera moto, fue cursando cuarto de carrera en la Universidad cuando comencé a trabajar en el McDonalds, recurso siempre utilizado por los jóvenes 'milduristas' (si, porque con mil duros de los de antes se pasaba el mes, y si es que llegaba a mil duros) para obtener unos ingresos extra además de la paga mensual de los progenitores y ahorros varios. Mi primera moto fue una excitante Cagiva Mito 125cc réplica Eddie Lawson, con los colores de Repsol, para mi era preciosa, pero ahora al observar las fotos veo que el que se encargó de la pintura debía llevar gafas con distinta graduación en los disintos días en los que hizo el trabajo, ya que la pintura de una zona no coincidía con la de otra ... cosas de pintar las piezas por separado, digo yo.

Fue un amigo del McDonalds que al enterarse que estaba buscando una moto, me puso en contacto con un conocido suyo que vendía aquel 'peassopepino'. Yo no iba buscando algo tan caro o tan radical, pero fue verla y me quedé prendado de ella, me encantó, con sus líneas angulosas, sus colores de guerra y su neumático trasero de 150mm de ancho, mmmmmmmmmmmm, que recuerdos. Me empeñé hasta las cejas y la disfruté durante todo un año, en las que tuvo sus más y sus menos, sus visitas al taller siempre que llovía porque se paraba, su cable del acelerador que se rompía, etc ... pero en definitiva, y como cualquiera de las motos que he tenido, muchas más alegrías que penas.

Al cumplirse un año y una semana de tenerla, y después de estar toda la Semana Santa con la moto desmontada, petroleándole el motor y dejándola reluciente, un abuelico se saltó un Ceda el Paso y pasó lo que tenía que pasar, sufrí en mis carnes lo que es pasar de 50km/h a 0km/h en 1 segundo. Tuve suerte, no me pasó nada, únicamente 4 puntos en el codo derecho y la moto como el grupo: 'Siniestro Total'.

Después de esto estuve un año en sequía de moto, me compré un coche y empecé a buscar moto. Al cabo de un año adquirí, el mismo día, una GPZ500s y una pelirroja que a día de hoy, 7 años después, sigue aguantándome día a día y que es la razón de existir de este blog de una manera muy directa.


Llevándonos a Cáceres (Abril 2004)

Con la GPZ hicimos viajes por toda la geografía española: Barcelona a la Calçotada a tomar calçolts (cebolla tierna con una salsa bueníiiiiiisima, con nuestros queridos compañeros de andaduras de es.charla.moteros), viajes a Cáceres, una semanita en Ibiza (por cierto, la mejor idea del mundo ir en moto, en verano es una LOCURA ir en coche), etc ...

Como vimos que se iba quedando corta y salió la oportunidad, empecé con mi primera clásica, y cambié la GPZ500s por una flamante BMW K100RS 16v que vendía un amigo (hola Swing!). Con esta seguimos disfrutando de la geografía española. Era una máquina de hacer kilómetros por vías rápidas y autovías, una gozada. Con esa empecé a desmontar y montar, le cambié el motor de arranque (bueno, las escobillas), las pastillas de freno, las revisiones normales (aceites, filtros, líquido de refrigeración, ...) y la más importante de todas, por 20 € hice una reparación que en cualquier taller que pregunté rondaba los 400 - 500 €, y que es el cambio del retén de embrague, para el que hay que desmontar la moto entera : rueda trasera, cardán, caja de cambios, embrague y llegar al retén. Tengo fotos de todo el proceso, cuando pueda las subiré para que se pueda ver el curro que lleva eso.


Pasando de Soria a Logroño - Pto. Piqueras (Agosto 2004)

A los dos años (otra vez, qué casualidad!) vi que la BMW era mucho armatoste para el uso que le daba (jajajaja, que excusas nos inventamos para cambiar de moto, por favor!) y la vendí a un chico de Asturias haciendo el intercambio en Madrid, y quedándose la moto a 200 kilómetros para llegar a los 100.000 km ... ¡casi!. Una vez vendida, y tras mucho buscar (2 semanas X-D), encontré en Madrid una moto que se ajustaba a mis gustos: era alta, cómoda, no había que ir inclinado, pero no era una trail, era una mezcla, mi querida Yamaha TDM 900, que por ahora es la que mas me ha durado. Con ella ir por la ciudad es como ir con una bici, no pesa y al ser tan alta se pasa muy bien entre coches y retrovisores, en carretera de montaña es ideal, con la palanca del manillar tan alto y el control que confiere, y en viajes casi mejor, por la postura, lo cómoda que es de piernas tanto para piloto como acompañante y por todo en general. Lleva como extras pantalla elevada, puños calefactables (si existe la palabreja, porque en la R.A.E. no existe), top-case de 46 litros, maletas laterales Givi de 36 litros, escape Laser que me regaló un amigo (gracias Manolo!) al vender su TDM que los llevaba.

La TDM en Cheste (Noviembre 2008)

Y por fin llegamos a la que toca, que va a ser la quinta moto en mi vida, y cuarta en la de Antonella, mi chica, que hasta ahora ha disfrutado (sufrido) tanto de la moto como yo en los viajes y salidas que hemos hecho ... y haremos.